La democracia de los mercenarios
No hay soldados para luchar por la libertad. La pega la hacen las compañías privadas militares, empresas que pagan muy bien a los soldados de fortuna. Algunos chilenos, como Manuel Zapata y José Miguel Pizarro, están haciendo buen negocio con el drama iraquí. Nacion Domingo
“Suficiente, es suficiente”, declaró un funcionario del Ministerio del Interior iraquí. Aludía al creciente número de incidentes provocados por contratistas privados. Según la misma fuente, cada semana, tan sólo en Bagdad, mueren 12 civiles iraquíes ultimados por empleados de empresas contratistas, y añadió: “Estudiamos cómo podemos restringir las licencias para el porte de armas, y de qué forma castigar los peores casos. Hay que terminar con la cultura de la impunidad”. No en vano se ha dicho que Irak nada tiene que envidiar al “far west”. El comentario, en todo caso, fue motivado por una fricción entre infantes de Marina de Estados Unidos y empleados de la empresa Zapata Engineering, propiedad del chileno Manuel Zapata.