Una de las técnicas más sencillas de relajación consiste en
concentrarse en la respiración, adoptando una postura erguida y distendida. La
atención debe estar en como entra y sale el aire. Al principio, la mente juega
con nosotros, nos acordaremos de mil cosas, nos molestará la espalda o las
piernas, o nos darán ganas de comer un bocadillo, hay que tener en cuenta que
todo eso sólo son ilusiones de la mente. No es aconsejable seguirle el juego.
Una manera de hacer más fácil este ejercicio es a través de
biofeedback, concentrarnos en un punto en una pantalla cuyo movimiento está
ligado a la respiración, y además podemos ver como nuestra fisiología reacciona
con indicadores visuales.
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