Daniel Stamm y una imagen de 'El último exorcismo'.
Periodista Digital entrevista al director alemán afincado en Hollywood, que estrena en España 'El último exorcismo'
Daniel Stamm: "Todos los diálogos de la película son improvisados"
La cinta independiente es número uno en la taquilla americana
Gloria Scola, 06 de mayo de 2011 a las 11:49
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Menos es más. Una regla de oro que a veces funciona perfectamente, y que en el caso de 'El último exorcismo' se cumple en múltiples aspectos. Porque costó 1,8 millones de dólares- cifra ridícula para una producción estadounidense- y en su estreno norteamericano no solo consiguió el número uno, sino que lleva recaudados más de 41millones -además de otros 26 en los países donde ya se ha estrenado-.
Porque precisamente por su falta de medios y su estilo casi dogma, con cámara en mano, es creíble y realista en su planteamiento. Porque cuenta con la frescura de actores desconocidos- y muy sólidos-, que no distraen y son fundamentales para que el espectador pique el anzuelo y se crea la historia. Una historia, terrorífica, sí, pero no una película de terror al uso ni en el sentido estricto del género.
El último exorcismo es más bien un thriller de intriga muy original rodado con la apariencia de falso documental. Un reverendo americano en plena crisis de fe acepta ser filmado por dos documentalistas con la intención de revelar los engaños en el ámbito de los exorcismos. Él confiesa haber realizado hasta 47 y ser un estafador lleno de trucos cutres y efectos especiales en su puesta en escena. (Algunos, todo sea dicho, bastante divertidos e ingeniosos, como el crucifijo que echa el falso humo propio de los escenarios rockeros, la cama que se mueve por control remoto o los objetos que repentinamente caen al suelo, para susto del endemoniado, y, sobre todo, de los testigos).
En definitiva, un sinvergüenza más (y muy carismático, el actor Patrick Fabian) dispuesto a que los documentalistas graben su último exorcismo, el de una niña de 16 años poseída por el diablo. Con la llegada del equipo al encuentro de la adolescente en su granja, comenzará, ahora sí, la película de terror.
Presentada en el pasado Festival de Turín, donde Periodista Digital habló allí en exclusiva con su director, Daniel Stamm (Hamburgo, 1976), la cinta llega hoy a la cartelera española. ¿Su intención última? "Poseer" al espectador, faltaría más.
¿Cómo le encontraron los productores, entre otros, Eli Roth, director de la exitosa Hostel, a su vez, apadrinada por Quentin Tarantino?
Porque por distintas circunstancias vieron mi anterior película, A Necessary Death (Una muerte necesaria), que ganó el premio del público en el AFI Fest. Trata sobre un director de documentales que pone un anuncio en internet diciendo: "Documentalista necesita suicida para filmarlo desde la fase de preparación hasta la ejecución final del acto". Tuvo muchísimo impacto en los festivales a los que fue, muchos espectadores lloraban desconsolados tras la proyección porque no sabían que era un falso documental, hubo ataques de nervios, incluso algunos me quería pegar por la dureza de la película. Los productores la vieron y me dijeron: "Queremos exactamente ese estilo para nuestra película de terror". Así que me contrataron para El último exorcismo.
Vaya. Ahora quiero ver 'A Necessary Death'. ¿Se ha estrenado?
Gracias al éxito de 'El último exorcismo', se va a estrenar ahora. La verdad es que me siento muy orgulloso de esa película. Tardamos tres años en hacer 'A Necessary Death', sin dinero, sin guión, con una cámara prestada... 150 horas de grabación y dos años de montaje.
Gracias al éxito de 'El último exorcismo', se va a estrenar ahora. La verdad es que me siento muy orgulloso de esa película. Tardamos tres años en hacer 'A Necessary Death', sin dinero, sin guión, con una cámara prestada... 150 horas de grabación y dos años de montaje.
Hablemos del taquillazo de 'El último exorcismo', que, además, estuvo nominada a Mejor Ópera Prima en los Independent Spirit Awards, ¿Se lo esperaba?
En absoluto, ¿cómo me lo iba a esperar? Me sorprendió muchísimo. Además, yo no tenía ninguna aspiración porque venía de esta experiencia con A Necessary Death, que al final costó 300.000 dólares. El último exorcismo tiene un presupuesto diminuto para los estándares de Hollywood, 1, 8 millones de dólares, pero ahora trabajo con Eli Roth... Me daba miedo que no recuperaran porque precisamente el dinero no era mío, Hostel, la película de Eli Roth, recaudó 18 veces su presupuesto. Cuando procedes de una escuela de cine, no te preocupa el dinero o si vas a dormir debajo de un puente durante el resto de tu vida. Tu mayor miedo es no poder dirigir, y basta un fracaso para que eso ocurra. El último exorcismo ha ido increíblemente bien y se ha vendido a Japón, Rusia, Inglaterra, Italia, España, Malasia... así que estoy muy contento.
Los actores son muy buenos. ¿Los eligió a través de un casting? Patrick Fabian en su papel de predicador cínico ganó el premio a mejor actor en el Festival de Sitges, y Ashley Bell, que recuerda a Manuela Velasco en REC , estuvo nominada a los Independent Spirit Awards.
Sí, con una directora de casting. Para el papel de la chica solo vi a una actriz antes, pero Ashley resultó fantástica. Es muy dulce, tiene unos ojos tristes, y aunque tiene 23 años, puede pasar por 16. Y Patrick también es genial, muy divertido. La película empieza con él dando un sermón en la iglesia. Y él dice al cámara del documental: "En la Iglesia la gente no escucha. Si les das el sermón con cierto ritmo, dicen: "aleluya". Te apuesto diez dólares a que si les digo la receta de mi madre del banana Split no se dan cuenta y dicen: Aleluya". Y efectivamente lo hacen. Y esa escena surgió en la prueba de casting durante la improvisación. Ninguno de los actores de la película leyó el guión. Todos los diálogos son improvisados porque no leyeron el guión.
¿De verdad? ¿Y cómo sabían lo que tenían que decir?
No lo sabían. Yo les decía: "En esta escena le tienes que decir al padre de la niña que su hija necesita terapia. ¡Acción!" E improvisaban.
¡Pero si ni siquiera titubean! Lo hacen genial.
Sí, es verdad. Pero también hicimos 30 tomas de cada escena y la primera escena dura 20 minutos.
Qué barbaridad. ¿Y cómo elige entre esas 30 tomas?
Bueno, las escenas cada vez son más cortas. Se rueda en vídeo, porque ruedas dos horas al día, y si fuera en cine el productor te mataría. En cine se ruedan unos cuatro minutos al día. Pero son actores, y los actores están entrenados para actuar y crear un personaje. Durante las cinco primeras tomas ofrecen su visión, en la toma décima se aproximan a tu visión, a lo que tú tienes en la cabeza, y entre la toma diez y veinte ya no haces escenas de 20 minutos, sino más cortas. Y luego están los primeros planos, ves la tensión de sus caras, su rabia...
Dirigir consiste en tomar múltiples decisiones de una forma rápida. Complicado, ¿no es así?
Lo que he aprendido es que uno no tiene todas las respuestas, no puede tenerlas, así que tiene que fingir que sí las tiene. Todo el mundo te hace preguntas, "¿cuál de estas dos bolsas de té quieres que se vea sobre la mesa, la roja o la azul?" Y la mayoría de las veces re da igual, pero si dices eso, cunde el pánico y dicen: "¡Oh, el director no sabe lo que quiere! Así que digo: "Indudablemente la roja", y dicen: "Oh, el director sabe exactamente lo que quiere". Nos pasó con la enfermera negra que sale en la escena del hospital, que tiene tres frases. La directora de casting me preguntó: "¿Quieres que sea una actriz alta o baja?" Y contesté: "Indudablemente alta". Es importantísimo decir: "Indudablemente". Y, por supuesto, jamás hacer una pausa entre la pregunta y la respuesta. Es como si una chica te dice: "¿Esto me hace gorda?". Tienes que responder inmediatamente: "No" (Sonríe).
Me encanta su explicación. Pero si le dicen: "Hemos encontrado a la actriz perfecta, pero es bajita", está usted perdido.
Es que es exactamente lo que ocurrió (ríe). A los dos días, mientras estaba en la oficina con el ordenador, oí que estaban reservando unos billetes para traer a una actriz alta de Los Ángeles porque en Nueva Orleans, donde rodábamos, y que por cierto, es precioso y cada rincón es como si estuvieras en una película, no encontraban ninguna, e iban a sacar un billete de 2.000 dólares. Así que dije: "¡No, no! ¡Era una broma!¡ Nos quedamos con la actriz bajita!". Pero cada decisión se la toman muy en serio, porque no saben si bromeas o no.
¿Es usted religioso?
No, no fui criado de una forma religiosa, sino escéptica.
¿Y cree que el público se puede sentir ofendido por el tema de la película?
No lo creo. Éramos muy conscientes de que queríamos mostrar ambas aproximaciones: el punto de vista ateo, científico, y el religioso. Hemos intentado hacerlo de la forma más elocuente e inteligente posible y cuando me preguntas si soy religioso o no, me lo tomo como un cumplido porque la película no debe revelar si soy religioso o no.
Es bastante respetuosa...
Bueno, los productores son todos judíos. Y yo soy ateo, o al menos, agnóstico. No sé si creo o no, el agnóstico es el ateo cobarde. Yo no creo, pero tampoco niego. Para los productores era muy importante ser respetuosos. Una de las primeras cosas que me dijeron fue: "Tenemos que saber que estamos haciendo una película sobre el cristianismo y ninguno de nosotros es cristiano". Aquí ni se juzga ni se desprecia al cristianismo, y de haberlo hecho, la película habría sido mucho más aburrida.
Usted es de Hamburgo, no procede de una familia artística... ¿De dónde le viene su faceta creativa?
Yo de pequeño practicaba muchísimo el juego del rol, en el que uno se sienta en una mesa con otras personas, imagina cosas y habla de lo que su personaje haría. Es fascinante, crea su propia historia, su propio mundo.
Le confieso que nunca entendí muy bien en qué consiste el juego del rol. ¿Es como un videojuego pero en la vida real?
Bueno, sí. Una persona crea una historia... Alguien dice que estamos en la época medieval, y que uno de los jugadores es un caballero y ve un castillo. Y otro jugador, otro personaje, le pregunta: ¿Y qué harías? Y el primero dice: "Entraría en el castillo". Y el personaje le replica. "Está cerrado, pero se te acerca una doncella. ¿Qué le dices?". En fin, no tiene un guión determinado, sino que la historia se va haciendo a través de los personajes, pero todo se hace a través del diálogo y de una forma invisible. El jugador de rol tiene la reputación de ser muy raro, el cliché de que no sale con chicas y le interesan más las espadas y los caballeros, y quizá sea verdad. Así que pensé: "Tiene que haber una forma de hacer esto de una forma profesional", porque crea adicción.
Y se fue a una escuela de cine.
Primero estudié escritura creativa en Alemania, luego guión cinematográfico, también en Alemania, pero me di cuenta que el proceso de la escritura es muy solitario. Veía a mis amigos que venían de rodajes, de la aventura, y al fin y al cabo, cuando yo escribía era como si ya hubiera hecho la película en mi mente. Así que me dije: "¿Por qué tiene que ser otro el que transmita la historia a los actores en vez de yo? Y me fui a estudiar dirección de cine a Estados Unidos. Creo que es injusto que el director se lleve toda la gloria cuando en realidad todo el trabajo genial viene del guionista, y el director lo traduce y se lo transmite al director de fotografía y a los actores. No sé cómo los directores se las han apañado para conseguir eso. Además, el director habla con otros, intercambia ideas, pero el guionista no, porque trabaja solo.
Es usted muy honesto. No todos los directores dicen eso.
Quizá no lo saben. No saben lo duro que es escribir en soledad porque no son guionistas, pero yo sí lo fui y sé lo difícil que es crear algo de la nada.
¿Y la técnica?
¿Qué técnica? Para eso tienes al director de fotografía. Lo importante es rodearte de un buen equipo. En la escuela de Los Ángeles, American Film Institute (AFI), mi primer equipo estaba formado por un montador hindú, un director de fotografía húngaro, un diseñador de producción chino, un guionista americano y yo, un director alemán, y todavía trabajo con ellos. Por ejemplo, el chino no utiliza el color púrpura porque en su cultura representa la muerte, así que ese color estaba vetado. De pronto, tienes que pensarlo todo y todas las decisiones creativas tienen que estar justificadas. De ahí aprendes mucho porque te lleva al consciente.
¿Le gusta el género del terror?
Sí, pero nunca me había visto como un director de terror. Lo que quiero son buenas historias y buenos personajes, pero, obviamente, ahora me llegan muchos guiones de terror. Mis dos próximas películas son Reincarnate, un thriller sobrenatural producido por M Night Shyamalan (director de El sexto sentido) y un remake de la película francesa Martirs, que es un gran guión, aunque muy violento.
Por último, ¿ha visto El exorcista?
(Ríe). Claro, me encantó, y por supuesto que es una referencia porque todos conservamos esas imágenes en la retina. Era importante que los protagonistas de mi película la hubieran visto, y de hecho, al principio de la cinta el predicador habla de El exorcista. Una gran película.