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* Mi vida virtual * La nueva frontera * Agite antes de usar * La llave del mundo |
Para comenzar tu "segunda vida", lo primero es obtener una cuenta desde el sitio Web oficial del juego.
Puedes elegir entre la modalidad gratuita u obtener una suscripción Premium por 9.95 dólares al mes (cerca de cinco mil pesos chilenos), la que te dará derecho a poseer tu propio terreno, exhibir tus creaciones a los demás o bien desarrollar un negocio o espectáculo, junto con recibir 1000 Linden Dolars – la moneda en curso del juego – más otros 400 como mensualidad.
Si optas por la cuenta básica, aún podrás recibir 250 Lindens si facilitas los datos de tu tarjeta de crédito para verificar tu identidad. Nota que eligiendo esta opción NO se cargará dinero (del real) a tu cuenta.
Una vez inscrito, debes descargar el software que te permitirá ingresar al mundo de Second Life. Pasarán 23 MB si usas Windows ó 54 MB en caso de Mac OS X (también hay una versión para Linux pero aún no es oficial) y ojo, que tu computadora debe ser lo suficientemente veloz para proporcionarte una buena experiencia de juego.Afortunadamente, los jugadores hispanos se han organizado en varias comunidades, siendo una de ellas Miotravida.com.ar donde encontrarás guías detalladas para avanzar en cada una de las tareas que te propongas.
Con el programa ya instalado y corriendo, debes iniciar sesión ingresando el nombre, apellido y contraseña que inscribiste antes en el sitio de Second Life. Pulsa sobre "connect" y empieza la diversión...
La llave del mundo | ||||||||||||
Los primeros minutos en Second Life son extraordinariamente curiosos. De llegada, la gráfica del juego resulta agradable pero no sorprendente, como si se tratara de esos títulos de disparo en primera persona tan populares a comienzos de siglo (qué viejo me siento al decir eso...) Tras conectarte, tu encarnación – o avatar – se materializará en la "isla de la orientación", un espacio guiado adonde los nuevos miembros llegan para aprender las funciones básicas del sistema. Pulsa sobre las manos verdes para recibir los consejos del Gobernador Linden respecto a cómo continuar. Puede que al principio no parezca mucho, pero a medida que das – literalmente – tus primeros pasos, un amplio abanico de posibilidades se abren ante ti, comenzando por... ¡vestirte! Y es aquí cuando empiezas a darte cuenta de la complejidad que Second Life encierra (y que te obligará a leer cada uno de los instructivos disponibles). Para ahorrarte lectura, recuerda que puedes mirar a tu alrededor en primera persona pulsando ESC – lo que es más realista – o en tercera persona pulsando M – útil para ubicarte o realizar ciertas acciones. Justamente es en tercera persona donde debes estar para hacer clic con el botón derecho en tu avatar y elegir "edit appearence". Aquí podrás modificar hasta el más mínimo detalle tu aspecto, moldeando tamaños, color, orientación, tipos de ropa o accesorios. Por cierto, nada te liga a la realidad: puedes escoger el sexo que te apetezca, e incluso personajes de fantasía, con partes de animales o extraterrestres. Ya vestido en forma apropiada (un concepto bastante amplio) podrás recorrer el camino que te lleva a otros sectores de la isla y aprender acciones como caminar, volar e incluso teletransportarte a nuevos lugares. Si en algún momento te extravías, el programa puede abrir un mapa donde se marcan los hitos del territorio en que te encuentras, así como mostrar un inventario de tus pertenencias o sacar fotografías (snapshots) para enviar por correo. Sin embargo, una de las características más interesantes de Second Life es la de socializar inmediatamente con otros usuarios. Puedes señalar un avatar y abrir una ventana de mensajería instantánea (MI) para establecer una conversación, agregándolo a tu lista de amigos para continuar en contacto en caso de que ambos simpaticen. Ahora, el juego es un mundo independiente donde se permite el material o actividades para adultos (por eso existe una red especial para adolescentes), sin embargo Second Life tiene reglas claras sobre el respeto a otros usuarios que expresa en sus "seis grandes prohibiciones": la intolerancia, el hostigamiento, ataques, intromisión, indecencia o la alteración de la paz. Así, mientras no afectes los derechos de otros, todo estará bien. Pero en este punto, ya la gráfica o las indicaciones dejan de importar. Cuando hablas con las primeras personas o tomas conciencia del lugar que te rodea, la experiencia de Second Life se vuelve envolvente. Ya no es inglés ni dinero lo que más necesitarás cuando ingreses a este mundo virtual... sino tiempo, porque las horas comienzan a escabullirse rápidamente del reloj.
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