Thursday, June 23, 2005

mÚSICA DE LAS ESFERAS

Existe en la India un conocimiento secreto que se funda en los sonidos y en las diferencias de modalidad vibratoria, según planos de consciencia. Si uno pronuncia el sonido OM, por ejemplo, siente que envuelve los centros de la cabeza, en tanto que el sonido RAM toca el centro Umbilical, y como cada uno de nuestros centros de consciencia se halla en comunicación directa con un plano, es posible, por medio de la repetición (japa) de ciertos sonidos, ponerse en comunicación con el plano de consciencia correspondiente. LAM, VAM, RAM, YAM, HAM, OM, son letras sánscritas que en orden ascendente se corresponden con cada uno de los chakras o centros de consciencia. Estos sonidos esenciales representan la vibración especial que gobierna las fuerzas de cada uno de los planos considerados (Véase A. Avalon, El Poder de la Serpiente). Toda una disciplina espiritual llamada Tantra, se funda en este hecho. Los sonidos básicos, o sonidos especiales que tiene el poder de establecer comunicación con estos planos se llaman Mantras. Los mantras, siempre secretos, y que el gurú revela al discípulo, son de todas clases (cada plano de conciencia tiene múltiples grados) y pueden servir para los propósitos más contradictorios. Mediante la combinación de ciertos sonidos, se puede, en niveles de conciencia inferiores, generalmente en el nivel vital, ponerse en relación con las fuerzas correspondientes y obtener muy extraños poderes: hay mantras que matan ( en cinco minutos por obra de vómitos fulminantes), y mantras que atacan con precisión esta o aquella parte del cuerpo, este o aquél órgano, hay mantras que curan, mantras que incendian, que protegen, que hechizan. Esta especie de magia, o de química vibratoria, procede simplemente de la manipulación consciente de las vibraciones inferiores. Pero existe una magia superior, que procede del manejo de vibraciones, pero en planos de conciencia más elevados; es la poesía, la música, son los mantras espirituales de las Upanishad y de los Vedas, o los mantras que el gurú da al discípulo para ayudarle entrar conscientemente en comunicación directa con este aquel plano de consciencia, con esta o aquella fuerza, o con un ser divino. El sonido lleva consigo el poder de la experiencia y de la realización, es un sonido que hace ver.
Se concibe, pues, que la poesía y la música, que constituyen una manipulación inconsciente de las vibraciones secretas, puedan ser poderosos medios de apertura de la consciencia. Si consiguiésemos escribir una poesía o una música conscientes de las vibraciones superiores, crearíamos grandes obras de poder iniciático. En vez de una poesía que fuese una fantasía del intelecto y una bailarina de la mente según Sri Aurobindo, podríamos crear poesía o una música mántricas para hacer que los dioses desciendan a la vida. Porque la verdadera poesía es un acto, hace brechas en la consciencia -¡vivimos emparedados, atrincherados!- por donde lo Real puede entrar: es un Mantra de lo Real, una iniciación. Esto es lo que hicieron los rishis védicos y los videntes de las Upanishad con sus mantras, que tienen el poder de comunicar una iluminación a quien se halla preparado; esto es lo que Sri Aurobindo ha explicado en su Poesía Futura, y esto es lo que ha hecho en Savitri. Desafortunadamente, estos textos (los antiguos) llegan a nosotros en forma de traducción: toda la magia del sonido desaparece. Es extraño, por lo demás, que si se escucha el texto en sánscrito salmodiado por una perona calificada, puede uno recibir una iluminación aun sin comprender nada de cuanto se diga