TEATRO EN VACACIONES
http://www.deia.com/2010/07/26/ocio-y-cultura/cultura/un-verano-sobre-las-tablas-de-la-ilusion
EL CENTRO DE ENSEÑANZA TEATRAL ANIMA ESKOLA OFRECE CURSOS INTENSIVOS DE INTERPRETACIÓN, MAGIA Y GUIÓN
ARAITZ GARMENDIA - Lunes, 26 de Julio de 2010 - Actualizado a las 04:39h.
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Los niños se introducen en el mundo del teatro mediante juegos de rol. (Oskar Martínez)
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Amedia luz, una sala desnuda se convierte en un espacio irreal y fantástico. Unos jovencísimos actores descalzan sus pies mientras convierten un simple taburete en el trono de una recatada princesa. La idílica escena se esfuma cuando un zapato se transforma en un animal que muerde y saca sus garras. De su boca sale tal bramido que los que le rodean optan por echar a correr, aunque no pueden evitar las risas. En Anima Eskola, en Bilbao, no es imprescindible nada más que un poco de chispa e ingenio para ver el mundo este verano. El centro no cierra sus puertas y ofrece cursos de verano en los que probar a desarrollar la imaginación a través del teatro, convirtiéndolo en un juego para los más pequeños.
Algunos llegan por primera vez y se atreven a jugar e interpretar con mucha modestia y una evidente vergüenza, de la que se van desprendiendo poco a poco. Esa timidez, con el paso de los días, se va convirtiendo en un talento y potencial que estaba oculto hasta entonces. La mayoría no había actuado nunca y acude para probar. Y un alto porcentaje decide quedarse el resto del año.
La escuela es joven. Lleva un año en la calle José Miguel de Barandiarán, en el barrio bilbaino de Santutxu, pero Marina Shimanskaya, su creadora, cuenta con veinte años de experiencia en cine, televisión y en el mundo de la enseñanza artística y ha recibido el Premio Ercilla 2010 en Pedagogía Teatral. De su mano han aprendido actores como Aitor Luna, Galder Pérez o Larraitz García. Dado su éxito, se plantearon ofrecer cursos de verano para todas las edades, y no ocultan su satisfacción con los resultados obtenidos. "Realizamos un gran esfuerzo en publicidad y los imparten buenos profesores", asegura Algis Arlauskas, coordinador de la escuela. Los objetivos para estos intensivos no son organizar grandes montajes. "Las metas son a nivel pedagógico. Pretendemos despertar el interés, dar las primeras pautas y técnicas que abren horizontes y dejan entender al alumno que hay más donde explorar y, asimismo, dar criterios de lo que nosotros consideramos interesante y bello en este arte", añade. Del mismo modo, su deseo también es atraer al alumnado y darles a conocer la existencia del centro, mostrando qué se pueden encontrar en Anima Eskola en los cursos anuales. Arlauskas comenta cómo los estudiantes hallan una nueva forma de ocio a través del teatro. "Esta es una buena alternativa, porque aquí también se puede conocer gente maravillosa y hacer amigos. Se descubre todo un mundo para muchos desconocido y, al final, entre el 40 y el 60% decide quedarse".
JUGANDO Entre los cursos planeados para el verano existen varios para niños. Prácticamente con chupete y pañales, los más pequeños reciben su primera toma de contacto con el mundo de las artes escénicas, y lo hacen jugando. Dan sus primeros pasos en una afición que, en un futuro, puede convertirse en un oficio. No hacen montajes ni obras, simplemente participan en propuestas de rol, que tienden a ser juegos dramatizados en los que crear una fábula o leyenda pero de manera que ellos se convierten en personajes de la misma. "Son ejercicios lúdicos, siempre divertidos. Los realizamos en grupo o de manera individual, pero son totalmente educativos, es decir, no son juegos cualquiera. Están basados en metodologías pedagógicas para el desarrollo de la creatividad, las técnicas de comunicación y expresividad y para aprender a respirar y controlar el sentido del ritmo", asegura el coordinador.
Iker Legarda es uno de los profesores del centro. Se formó en la propia escuela, y ya lleva más de seis meses haciéndose cargo de la educación teatral de varios grupos de niños. Comenzó haciendo teatro cuando tenía doce años y, desde entonces, no se ha bajado de los escenarios. "Tengo claro que quiero ser actor. La primera vez que actué fue en preescolar y la verdad es que fue una sorpresa para mí. Yo era un chaval hiperactivo que sacaba suspensos en todo, y me di cuenta de que el teatro me centraba muchísimo en lo que estaba haciendo. Con él lograba controlar mis energías desbordadas. Podría decirse que saqué mi primer sobresaliente gracias al teatro", recuerda. Tiene veinte años, pero sabe perfectamente cómo orientar a sus alumnos. Sigue unas pautas para sus clases que varía según el estado de ánimo con el que acudan los niños. Todo depende de su predisposición. "Son muy pequeños y nunca sé cómo van a llegar: tristes, cansados o contentos. Según cómo les veo, modifico mis clases, pero siempre me baso en juegos". Por medio de ellos se divierten y desahogan. A través de la puerta se escuchan risas y gritos. Imaginan animales con sus zapatillas, pintan y se meten en la piel de seres sacados de su imaginación. "Los niños son muy sinceros. Cuando algo no les gusta lo confiesan enseguida. Hay algunos que no tienen ningún tipo de timidez, pero éstos normalmente suelen tender más al despiste y a irse por las ramas. A los que muestran más vergüenza les cuesta más sacar lo que llevan dentro. Cada niño es diferente", explica el joven. El curso es corto, pero planea llevar a cabo un pequeño montaje en el que se disfrazarán de mimos.
Eso es quizás lo más esperado para muchos: actuar en público. Porque el teatro es un lugar mágico. Se oye la respiración de los actores y se perciben sus tensiones. A pesar de que algunos son principiantes, según Arlauskas, "siempre se llena la pequeña sala". Ahora comienzan a echar en falta un lugar más amplio en el que acoger las actuaciones de sus alumnos y dar cabida a una cantera que crece cada día. Parece que esta afición engancha a pequeños y mayores, "porque el teatro es una forma de vida y a través de él se aprende a comunicar". La edad no importa para participar en este juego ya que, al final, la esencia del teatro no es otra que conectar, de alguna manera, con el niño que todos llevamos dentro.
DE 2 A 99 AÑOS Para ingresar en Anima Eskola no hace falta tener una edad concreta. Uno de sus lemas es De 2 a 99 años. Cualquiera que tenga inquietudes artísticas y que quiera pasar el tiempo de manera diferente puede incorporarse. "Nosotros proclamamos el concepto de ocio vertical, en el sentido que seguimos una estructura por edades. Si detectamos el talento el alguien de corta edad, le guiamos y orientamos a través de grupos de distintas edades, hasta llegar a la decisión de basar su afición amateur a nivel profesional", comenta Algis Arlauskas. De esa manera, el que comienza en Anima Eskola no tiene que trasladarse a otra si decide hacer de su afición su profesión.
La escuela cuida minuciosamente la formación de los alumnos. Entre sus propuestas destacadas para este verano, está el curso impartido por Iván Verkhovykh, director de Théâtre-Atelier Piotr Fomenko de Moscú. Arlauskas asegura que les ha llamado "gente de otras ciudades para acudir, porque es un intensivo de un nivel que no hay en otras ciudades del Estado". El curso es sólo para profesionales, los cuales tendrán que preparar un fragmento de la obra de Lorca Así que pasen 5 años. En términos generales, para seleccionar a los profesores tienen en cuenta criterios que ellos consideran fundamentales. "Creemos que para impartir clases hay que estar en activo. En otras escuelas las asignaturas las imparten docentes que se encasillan en la educación de los alumnos y se apartan del mundo laboral. No hay posibilidad de evitar esto por la estructura y rigidez del sistema educativo. La flexibilidad y el concepto de un taller teórico práctico nos permite que los que dan clases hoy estén en activo", explica el coordinador. La mayoría son ex alumnos de Marina Shimanskaya. "Ella lleva más de diez años trabajando en Euskadi y puede decirse que ha formado a toda una generación de profesionales, los cuales están en activo".