Antes de que pronunciáramos un discurso en una ceremonia de graduación reciente, recibimos algunas recomendaciones sobre lo que no debíamos decir. En primer lugar, se nos dijo, no aburrir a los graduados con clichés como “el camino por recorrer.” Tampoco había que parlotear con palabras de moda como “sinergia” o “paradigma.” Y, sobre todas las cosas, no había que decir a los graduados que son los mejores y más brillantes, que el futuro les pertenece ni lo difícil que fueron las cosas cuando éramos jóvenes. Simplemente se reirían -o gemirían.
En cambio, se nos conminó a simplemente admitir que la economía está terrible y a dar a los estudiantes lo que éstos querían escuchar: consejos sobre cómo tener éxito de cualquier forma.
¡Oh! ¿Eso es todo?
Hace tres años escribimos una columna titulada Dear Graduate (Querido graduado) exclusivamente sobre este tema. “La forma de avanzar es dar de más”, dijimos. “Expanda las expectativas que la organización tiene sobre usted y supérelas”, precisamos.
Creemos firmemente que ese consejo sigue siendo cierto. Sin embargo, la situación actual hace que añadamos cuatro codicilos al credo de dar más, con la finalidad de robustecerlo (y auxiliarlo a usted) de cara al tumultuoso e incierto camino por delante.
A los graduados probablemente no les gustarán mucho, no más que lo que a usted le gusta el actual ambiente económico. Considere el primero: aléjese de su computadora.
No, no estamos siendo neandertales. Nos encanta las maravillas de Internet tanto como a cualquier fanático de la informática. Vivimos pegados a nuestras Blackberrys, escribiendo en ellas aun mientras hablamos entre nosotros, mientras cenamos o mientras vemos juegos de pelota. Nos fascina Twitter. Acechamos a nuestros hijos en Facebook. Francamente, en lo que se refiere a la tecnología estamos plenamente convencidos.
Sin embargo, no estamos intentando que nos promocionen. Cuando ese era el caso, ambos sabíamos una cosa segura: las relaciones son importantes. Las relaciones reales tal vez se conserven electrónicamente, pero no se construyen de esa forma. Por tanto, la próxima vez que esté a punto de enviar un correo electrónico a alguien del trabajo, apriete la tecla de borrar y tome el elevador o camine por el pasillo hasta hablar personalmente con la persona en cuestión. Conozca a la gente. Deje que lo conozcan. Y si usted está considerando trabajar desde casa dos o tres días a la semana porque “es muy fácil” o “realmente no importa”, dése una bofetada para despertar -está siendo poco realista. Si usted quiere ser dirigente algún día, estar en la oficina es imperativo.
Nuestra segunda recomendación probablemente suena igual de anticuada que la primera, pero preferimos pensar que no caduca. Usted tiene que pagar su cuota para cantar el blues.
Está bien. Nos robamos esa frase, y nada más y nada menos que a Ringo Starr, el ex baterista de The Beatles. Pero en este momento, para los graduados, tal como dice la canción: “ustedes saben que no es fácil” -especialmente ya no más. Si usted es un empleado nuevo que espera lograr un equilibrio entre el trabajo y su vida privada, le sugerimos decididamente que se aferre a esa idea.
Aférrese, esto es, hasta que haya ganado algunos puntos a través de un largo recorrido de buen desempeño. En este bravo nuevo mundo, con una tasa de desempleo abierto en Estados Unidos que excede 9%, la flexibilidad es un beneficio que se gana, no es un derecho.
Nuestra tercera recomendación es amar a todo mundo.
Sí, hablamos en serio. Todos vivimos en una cultura de censura y sarcasmo que permea. Podría ser tentador despedir a aquellos que parecen ser perdedores o menos exitosos. Podría ser tentador caer en la trampa de las políticas de oficina, alineándose con un grupo u otro, esperando que ese grupo sea el ganador.
¡Qué inútil! La mayoría de la gente que conoce en el trabajo, sin importar su cargo o rango, sabe algo que usted no sabe. Muchas personas, sin importar su sitio jerárquico, pueden ser su mentor de cierta forma.
Por tanto, intente guardar su cinismo; escuche todas las voces a su alrededor. Hará que usted sea más listo y más humilde. Y si la inteligencia y humildad son las dos principales características que la gente ve en usted, entonces será un ganador, sin importar qué suceda con el Producto Interno Bruto.
Nuestro consejo final para la Clase de 2009 está enfocada especialmente para los graduados del área de negocios: por favor dejen de disculparse.
A pesar de todo el ruido reciente sobre el capitalismo, la vasta mayoría de las empresas emplean gente buena y decente que hace un trabajo bueno y decente.
No hay por qué sentir vergüenza. Ustedes están a punto de ingresar a una profesión noble. Los negocios son la fuerza del progreso, crean empleos, oportunidad y esperanza, y ustedes serán parte de ese mundo. Nada más eso es motivo de celebración.
Y les sugerimos celebrar. Ustedes son los mejores y más brillantes. El futuro sí les pertenece. Todo lo que tienen que hacer es entregarse de más -y aún más.