Durante el gran juego, el rolero debe tener las habilidades para emprender, explora cómo las prácticas emprendedoras hacen historia, es decir, cómo inventan futuros posibles a partir del ejercicio de ciertas habilidades emocionales y comunicativas. El rolero aparece aquí no como un ser dotado de un genio especial, sino como alguien que ejerce prácticas y habilidades que es posible cultivar, imitar, interpretar.