Vamos a empezar por el principio. Primero, debemos liberamos de la idea de que los niños son expertos en el arte de jugar simplemente porque son niños. Si esto fuera verdad, los patios de recreo, las escuelas y los barrios no serían campos de batalla y no necesitarías leer este libro. Los niños no son expertos en el juego. Han olvidado la capacidad de disfrutar jugando con los demás y, desafortunada mente, no han aprendido a explorar, a utilizar la imaginación y a ser creativos. Sus juegos y diversiones han sido diseñados por extraños y, con frecuencia, los niños se aíslan agarrados al mando del ordenador o pegados al teclado. Como adultos responsables debemos propiciar un ambiente donde puedan descubrir el valor de ser personas plenamente realizadas.
Cómo crear un programa de juego saludable para tu entorno
Vamos a suponer que estamos llevando a cabo el programa en tu clase o ante cualquier grupo de niños. (De aquí en adelante, toda referencia a la clase se debe interpretar como un grupo de niños o adolescentes o adultos en cualquier lugar.) Tenemos que ayudarlos a establecer el conjunto de valores y sentimientos que les evoca el juego. Cuando los niños identifican por ellos mismos esos valores, es más probable que acaben por integrarse en el programa. Aceptan mejor las ideas propias y las de sus compañeros que las sugerencias que los adultos les sirven en bandeja, especialmente si se trata de adolescentes. Pero una vez que identifican sus valores y sentimientos, nosotros, los mayores, tenemos que ser responsables para que permanezcan fieles a ellos.
El programa de juego saludable comienza con la confección de dos murales en los cuales se reflejan los valores que hay que descubrir antes de empezar a jugar. Cada grupo de niños tiene que crear sus propios mandamientos del juego. Los murales se convierten en instrumentos concretos basados en dos preguntas muy importantes, cuya respuesta debe ser establecida en cada grupo diferente.
a. Mural 1. ¿Para qué jugamos?
Corta un rectángulo amplio de papel de embalar y escribe en la parte superior la pregunta: « qué jugamos?». Dibuja un cfrculo grande en el centro y es cribe dentro el número uno, cerca del borde.
El siguiente guión es una sugerencia para que introduzcas en la clase la acti vidad de la creación de los murales. De esta forma, se fomenta la sensación de es parcimiento ya desde el principio.
PROFESOR: Vamos a crear dos murales partiendo de la respuesta a dos preguntas muy importantes que os voy a hacer. La primera es ¿para qué jugamos? Pero
vamos a contestar como si estuviéra mos en un concurso de televisión. En ¿Para qué jugamos? nuestro concurso, una de las res puestas será la número uno y la va mos a escribir precisamente aquí. (Señala el cfrculo con el número uno.) Además de la respuesta número uno, habrá otras muchas respuestas magníficas en nuestros murales. To das las respuestas buenas e impor tantes las colocaremos en los mura les. Y sólo van a responder los que sepan escuchar y levanten la mano. Bien, la primera pregunta que os hago es ¿para qué jugamos? Si creéis que sabéis la respuesta, levantad la mano. De acuerdo, Molly, ¿para qué juegas tú?
MOLLY: ¡Porque es divertido!
PROFESOR: Porque es divertido. Molly
acertó la respuesta número uno. Quiero que Molly sepa que si estuviera de verdad en un concurso, habría ganado el viaje a Disneylandia, el descapota ble rojo y la lavadorasecadora. Pero como está aquí en nuestra escuela, va mos a darle un sonoro y gran aplauso. Esa es la respuesta número uno. ¡Juga mos para divertirnos! Levantad la mano los que jugáis también para divertiros. (Los niños levantan la mano.) ¡Parece que aquí casi todo el mundo juega para divertirse! ¿ Quién encuentra alguna otra razón para jugar? ¿Por qué más jugamos? ¿Saúl?
s Para hacer ejercicio.
PROFESOR: Para hacer ejercicio. Magnífica respuesta. El ejercicio fortalece los músculos y es bueno para el sistema cardiovascular. ¿Por qué más jugamos?
KATHY: Para aprender.
PROFESOR Exacto. El juego es una forma excelente de aprender cosas nuevas. Y hoy vamos a aprender cosas nuevas. Cheryl, ¿por qué juegas tú?
cHERYL: Para hacer amigos. -
PROFESOR: Para hacer amigos. Esa es una respuesta muy importante. (Cuando los niños responden «para hacer amigos», generalmente dejamos de hacer pre guntas un momento y les pedimos que levanten la mano si les gusta hacer ami gos. Todos quieren hacer amigos y la mayoría levantan la mano. Entonces reforzamos esto verbal y visualmente de cara a los alumnos diciendo: «Si que réis hacer amigos en esta clase, probablemente la mejor manera de hacerlo es jugando con vuestros compañeros. Y como veo todas las manos levantadas, me parece que se van a hacer muchas amistades en esta clase». Los adultos Saben por abstracción que la forma más sencilla de curar un sentimiento de ena jenación es la amistad, pero los niños no empiezan a elaborar pensamientos abstractos hasta que son adolescentes, así que tenemos que reforzar de una forma concreta y lineal los conocimientos básicos. De esta manera empeza mos a desarrollar en cada clase una cultura positiva entre compañeros.)
PROFESOR: ¿Para qué más jugamos, Amber?
AMBER: Para aliviar el estrés.
PROFESOR: Tienes razón. E/juego es una estupenda forma de aliviar el estrés. ¿Y para qué más?
JESSE: Para crear. Para simular.
PROFESOR: ¡Ah!, es una respuesta muy buena. ¿Para qué más?
MALIA: Para participar.
PROFESOR: ¡Excelente respuesta! Superrespuesta.
ERNESTO: Cuando juego no me aburro. (El aburrimiento es un tema muy impor tante para los niños y los adolescentes. Lo pasan mal si no saben qué hacer cuando están solos o con amigos. La mayor parte de las diversiones están ya prefabricadas. Necesitan aprender a divertirse por ellos mismos.)
PROFESOR: Una respuesta fantá stica, Ernesto. En mi opinión aburrirse es muy abu rrido. ¿Quién de vosotros también juega para no aburrirse? Levantad la mano.
Mientras trabajas en el primer mural, pregunta a los niños qué sensaciones experimentan cuando juegan.
PROFESOR: ¿Cómo nos gusta sentirnos cuando estamos jugando? Lucy, ¿cómo te gusta sentirte?
LUCY: Me gusta estar contenta.
PROFESOR: Buena respuesta. ¿De qué otra forma nos gusta sentirnos, Mike?
MIKE: Como ganadores.
PROFESOR: A todos nos gusta ser los ganadores. Levantad la mano si os gusta ga nar. La mayoría de los juegos y deportes están pensados para que gane una sola persona, pero nosotros vamos a participar en juegos donde todo el mundo pueda sentirse ganador porque todos queremos serlo. ¿Nos gusta sen tirnos de alguna otra forma?
JANET: Queremos estar relajados.
PROFESOR: Sí, queremos estar relajados. Cuando fu gamos, cuando pasamos un buen rato con los demás, notamos una agradable sensación de agotamiento.
EDGAR: Yo quiero que me tengan en cuenta.
PROFESOR: Yo también, Edgar. A nadie le gusta sentirse ignorado.
Como sabemos que los niños se motivan con las palabras raras inventamos una para facilitar su participación en el programa. Háblales de las sensaciones que tú experimentas cuando juegas y diles que te gustaría incluirlas en el mural. Cuéntales que cuando juegas te gusta sentirte «refe». Escribe R-E-F-E en el car
tel y echa una mirada para ver la expresión de desconcierto en sus caras mientras discurren qué puede significar. Explícales que «re» viene de la palabra relajado y «fe», de feliz. Cuando juegas, quieres sentirte de las dos formas, relajado y feliz, luego te gusta sentirte «refe». Diles que levanten la mano derecha si les gusta sentirse relajados. Enseguida responderán a tu entusiasmo. Diles que levanten la mano izquierda si les gusta sentirse felices y verás cómo alzan las manos con energía. El siguiente paso es que agiten las manos en el aire siles agrada sentirse «refe». En este momento, les digo a todos que estamos aplaudiendo con un len guaje especial de signos. (Vaya, ya estamos aprendiendo algo nuevo.) Ahora, la fuerza de esta palabra juguetona está a tu disposición. Ha provocado carcajadas y sonrisas, y ha facilitado la participación de los niños. Interesante «refe», ¿no? El número de respuestas que quedan reflejadas en los murales varía de una clase a otra, pero a la mayoría de las clases de Primaria se les ocurren alrededor de ocho, mientras que en Secundaria se pueden llegar a conseguir fácilmente quince. He mos recorrido literalmente miles de aulas y los valores arriba mencionados son los recogidos en todas ellas. Ahora llega el momento de revisar las respuestas.
PROFESOR: Creo que tenemos muchas respuestas fantá sticas aquí. En esta clase, hemos establecido que éstas son las razones por las que jugamos. Jugamos para hacer ejercicio, para estar relajados, para no aburrirnos más. Vamos a aprender cosas mientras jugamos. Vamos a ser ingeniosos ya inventar situa ciones mientras jugamos, a no ignorar a nadie, a sentirnos contentos y «refe», a aliviar el estrés, a cooperar, a sentirnos ganadores y a estar con nuestros amigos. Pero ¿cuál es la ra zón número uno por la que jugamos?
NIÑOs: ¡Para divertirnos!
PROFESOR: Muy bien, habéis captado la respuesta número uno. A ver, una vez
más, ¿para qué jugamos?
NIÑOS: ¡Para divertirnos!
Felicidades. Ya has hecho la cuarta parte de! camino, porque ésta es la prin cipal herramienta filosófica y e! primer principio para usare! juego de una forma terapéutica. Jugamos para divertimos. De vez en cuando, recuerda a los niños que, en la escuela, la diversión es la prin cipal razón del juego y ha de ser la meta que deben conseguir cuando juegan. Tie nes que lograr que «Jugamos para diver timos» sea la primera norma de la es cuela. Si conseguimos que esta filosofía
¿Para qué jugamos?
tan sencilla permanezca en la mente de todos, los demás valores establecidos pro puestos por los niños, que ahora están en el mural, vendrán por sí solos. A través del juego aprendemos normas, cooperación, responsabilidad y muchas cosas más. Y mediante los principios del juego saludable, los niños aprenden a socializarse de una forma sana y a desarrollar una gran capacidad de ser felices en la vida.
Además, hazles notar a los niños que en el mural no hay respuestas como jugar para burlarse de los demás, para humillarlos o hacerles daño. Felicítalos por los valores positivos que han elegido. Reitera que no han escrito en el mural nada que pueda impedir que el juego sea divertido, como tomar el pelo o hacer daño a los demás.
La segunda parte esencial de nuestra filosofía es la respuesta a la pre gunta: ¿qué es lo más importante del juego? No importa si se trata de saltar a la comba, jugar al ajedrez, a las damas o a Pato, pato, ganso. En cualquier juego, ¿cuál es el único elemento realmente importante?
La respuesta a esta pregunta es el núcleo del programa del juego saludable. A diferencia de la pregunta anterior, donde es obvio que la respuesta es «para diver timos», está demostrado que este segundo punto filosófico es más escurridizo para los niños y también para los adultos. Al descubrir la respuesta, entenderás enseguida por qué el juego sano es una parte tan valiosa del currículo diario en todas las escuelas.
Para confeccionar el segundo mural, coloca en la pared otro fragmento de pa pel con la segunda pregunta escrita en la parte de arriba. Igual que en el primer mural, dibuja un gran cfrculo con el número 1 dentro para destacar la respuesta clave en cuanto surja. Ahora, empieza a pedir respuestas a la clase.
En general, los alumnos contestan lo siguiente:
—Lo más importante del juego es ganar, respetar los turnos, el trabajo en equipo, la seguridad, que sea un buen deporte, cooperar, las reglas, jugar limpio o no hacer trampas.
PROFESOR: Todas son excelentes razones para jugar. Esto es importante porque todos vamos a ser responsables de mantener y seguir a rajatabla estos princi pios. En el mural hay palabras como triste, despreciar, hacer daño o humillar a los otros. Hemos sido lo suficientemente inteligentes como para dejarlas a un lado. Es importante, porque todos los que no puedan seguir nuestros prin cipios hasta el final , serán invitados a no participar. ¿Qué queréis hacer en tonces, burlaros de los demás o divertiros?
NIÑOS: ¡Divertirnos!
PROFESOR: ¿ Queréis hacer daño a vuestros compañeros o pasarlo bien?
NIÑos: ¡Pasarlo bien!
b. Mural 2. ¿Cuál es el factor más importante del juego?
Como antes, cuando aparece una res puesta fundamental como «jugar limpio», comenta brevemente el concepto con la clase y empieza a consolidar el sistema de influencia positiva entre compañeros.
PROFESOR: ¿A quién le gusta en esta clase que el juego sea limpio? (La
mayoría de los niños levantarán la mano.) ¿A quién le parece bien que alguien haga trampas o amañe el juego? (Puede que alguno levante la mano.) ¿Resulta divertido cuando al guien hace trampas en el juego?
CLASE: ¡No! (Esta será la respuesta ma yoritaria. De nuevo aquí estás ayu dando de forma concreta a los alum nos a determinar una habilidad social que necesitan poner en práctica: la honradez. En nuestra presentación en
las aulas nos gusta pedir que levanten la mano los que crean que hacer trampas no es divertido, y a continuación preguntar lo siguiente.)
PROFESOR: ¿Con quién es más probable que hagáis amistad, con los compañeros que hacen trampas o con los que juegan limpio? De ahora en adelante, sólo
participarán en el juego aquellos niños que jueguen honradamente. Daremos breves descansos a los que necesiten aprender a jugar sin trampas para que observen a los demás y se den cuenta de que es la mejor forma de hacer ami gos. (Acabas de poner el peso del juego en manos de los niños que demuestran poseer valores positivos.)
En muchas clases, los alumnos enseguida aportarán una lista de «noes»: no pelearse, no dar patadas, no empujar, no dar golpes o no hablar mal. Nos gusta apuntar esas respuestas porque los niños están acostumbrados a escuchar los va lores de esa forma. Sólo necesitan que los mayores les ayuden a no dejarlos de lado cuando juegan.
¿Qué es lo más importante en todos
los juegos?
Volvamos a la pregunta:
PROFESOR: ¿Qué es lo’ más importante en todos los juegos? Todavía tenéis que averiguar la respuesta número uno. No obstante, todas las respuestas que ha béis dado me gustan mucho, porque destacan otros factores importantes del juego. Estoy de acuerdo en que es importante divertirse, mostrar respeto, sen tirse estimulado, mejorar, participar, ser responsable y cuidar el equipo.
Pero te preguntarás cuál es el elemento más importante del juego. Aquí tie nes una pista: no se puede jugar a nada sin ese componente. ¡Aaah! Ahora lo ves. Las personas son lo más importante en todos los juegos. Recalca esto mu chísimo. Enciende y apaga las luces varias veces, silba, vitorea, aplaude y es cribe ostentosamente la palabra «persona» en el cfrculo de la respuesta número uno del mural.
Es asombroso que algo tan obvio como este punto esencial de la filosofía del juego saludable se pase por alto tan fácilmente. Pregunta a los niños:
• ¿Se puede jugar sin personas?
• ¿Puede la comba saltar sola?
• ¿Sale el balón rodando él solo de la clase y empieza a hacer canastas?
• ¿Los rompecabezas salen volando de las estanterías y se construyen solos?
• ¿Hay resultado en algún juego sin haber jugadores? Por supuesto que no. Luego, ¿qué es más importante, los jugadores o el resultado?
Para reforzar este punto con alum nos mayores, diles que recuerden lo que
hacían hace dos años por esas fechas.
— el resultado de los juegos que practicabas entonces?
No tendrán ni idea. A continuación
pregunta:
— con quién jugabas?
Los niños verán claramente que las
personas son más importantes.
Concreta muy bien los ejemplos. In cluso es muy útil que los alumnos se se ñalen unos a otros y digan:
—Tú eres el elemento más impor tante del juego.
poFusoR: Señala a una chica y dile «tú eres la parte más importante del juego». Ahora dirígete a un chico, a un profesor, a alguien con orejas o que lleve algo verde y dile «tú eres la parte más importante del juego».
Si aplicas estos principios básicos del juego al comienzo de cada período de la jornada escolar, lo demás vendrá por sí solo.
¿Qué es lo más importante en todos
los juegos?
Parece que, en nuestra cultura, los adultos estamos tan fascinados con la com petición y lo pasamos tan bien que hemos olvidado lo que realmente es impor tante. A cuántos padres hemos visto, cuando gana el equipo de su hijo, que corra hacia él y le diga:
—No importa que hayas ganado o hayas perdido, lo importante es que has jugado bien.
Ningún padre lo hace. Los niños saben que eso sólo se lo dicen a los perdedo res, porque han aprendido que, en ciertas circunstancias, los actos no se corres ponden con las palabras «lo importante es que has jugado bien». Por eso, nuestro programa intenta poner de relieve que las personas son lo más importante en ma temáticas, en lectura, en ciencias y en los juegos.
Cuando la clase esté convencida de que las personas son la parte más impor tante del juego de la escuela y de la vida, podrás introducir los principios del juego saludable en el currículo de la jornada escolar. Lo que hace que este pro grama sea rico y significativo es el balance completo de las veinte respuestas o más que han quedado reflejadas en los dos murales. Todo lo que tenemos que ha cer como maestros (adultos), es conseguir que los niños se mantengan fieles a los principios que ellos mismos han revelado. Son sus respuestas, yio único que ne cesitan es un número suficiente de oportunidades para demostrar en la práctica que sus creencias están en consonancia con sus actos.
Esa es la filosofía: juega para divertirte, y lo más importante del juego son las personas. El papel del maestro se simplifica. Si todos los alumnos se divier ten y respetan a los demás cuando están jugando, déjales jugar porque todo va bien.
Si el juego parece una pelea de gladiadores o un combate de lucha libre, ahora tan de moda, entonces para el juego. El currículo escolar no te ha nom brado el médico del patio. Reúne inmediatamente a la clase y diles con calma:
—Esto no es lo que pusimos en los murales. Si no somos capaces de llevar a la práctica los valores que hemos escrito cuando jugamos, se acabó el juego por ahora. ¿Queréis seguir jugando? ¿Cómo lo vais a solucionar entonces?
Cada vez que se para una actividad y los chicos tienen que buscar una solu ción, se produce un aprendizaje. No les des siempre el remedio a los niños, deja que se apropien del proceso y hagan ellos el trabajo. Están jugando y así practi can el modo de resolver sus problemas. Si consiguen solucionar el conflicto, feli cítalos al final de la actividad, si no, interrumpe definitivamente el juego (ahora no hay más oportunidades) y organiza otra actividad para el currículo del día. Horas más tarde o al día siguiente, dales una nueva oportunidad de demostrar que son capaces de controlarse. Ni tú juegas por placer ni parar el juego es un castigo. Es parte del aprendizaje y de la vida escolar.
La filosofía del juego saludable se puede convertir en el lenguaje común que utilice toda la clase, porque no se necesita un doctorado para emplear estos con ceptos. Funciona porque lo pueden dominar. Funciona porque necesitan tener la oportunidad de disfrutar en la escuela. Funciona porque tú vas a disfrutar ense ñando y divirtiéndote con los alunmos.
El niño problemático durante la confección de los murales
Seguramente, al leer el apartado referente a la confección de los murales, mu chos habéis pensado que en vuestra clase hay por lo menos un niño, si no unos
cuantos, que dirían lo siguiente:
—Cuando yo juego, alguien se lesiona. Me divierte hacer daño a los demás.
O también que siempre hay algún niño que pone el resultado por encima de las personas. Nos hemos encontrado con niños así y pueden ser frustrantes y
exasperantes, pero también se les puede ganar fácilmente.
Vamos a representarlo en forma de cómic...