En la actual organización escolar incluso muchos buenos alumnos se sienten cotidianamente castigados por el mero hecho de ser individuos psicológicamente complejos encajados en un sistema diseñado básicamente con la premisa one-size-fits-all («un modelo para todos»).
Salvo excepciones, el fomento de la creatividad y del espíritu emprendedor, la aplicación del conocimiento, y el desarrollo de la personalidad y de los valores no son los pilares sobre los que se articula la educación actual.
El resultado de todo ello se manifiesta en términos de pasividad y conformismo, de limitadas competencias, de bajas calificaciones y de abandono escolar, con los consiguientes perjuicios personales, sociales y económicos.