Thursday, April 09, 2009


"La forturna favorece a los audaces"

Virgilio

"Hallaré el camino o lo abriré"

Anibal

Repítelas como si fueran tu mantra, regodeate en ellas, absorvelas por osmosis hasta que formen parte de ti, construye un nuevo templo con estos dos pilares. Se ha dicho muchas veces y muchas veces se volverá a repetir: la diferencia, a igualdad de medios físicos y materiales, es la voluntad, la determinación, el deseo firme e inalterable de perseverar en la búsqueda y logro de un objetivo.

Si tienes una presencia adecuada y unas posibilidades económicas que te permiten dedicar parte de tu renta es el momento de cederle el mando al esfuerzo y la constancia, a mantener el ánimo en todo lo alto a pesar de que los primeros embites, y todos los que vengan después, no sea más que esfuerzo estéril y vano. No importa, manten el rumbo, fija el timón, navega a toda la vela, que la galerna no te corte el paso, que el turbión no te desvie de tu destino, hay un lugar para ti esperando al final de la tormenta.

Pero no caigas en las peligrosas ensoñaciones, ni el desánimo, ni te dejes narcotizar por el siempre complaciente abrazo del derrotismo. Acepta el mundo como es y busca, arranca a dentelladas, la parte que quieres y que te corresponde. La autoconfianza es más poderosa que el talento: eres más lo que crees que lo que tienes. Piensa en ti como en un rey y actúa como tal.

Los anillos concéntricos del tronco nunca mienten