Psicología del Emprendimiento
El emprendimiento está en la frontera entre la psicología del trabajo, psicología organizacional y la psicología del marketing. Prácticamente todos los aspectos que estudia la psicología están implicados en el estudio de los emprendedores.
Un modelo -The Giessen Amsterdam Model- ha recogido e integrado varios resultados relativos al éxito empresarial. Este modelo plantea que el éxito del emprendedor no está relacionado directamente con la personalidad, el capital humano o el entorno sino más bien que no hay éxito posible sin acciones. Las acciones a su vez están determinadas por las metas y las estrategias. Son entonces las estrategias el cuello de botella del éxito emprendedor. No obstante lo anterior, algunas variables entran en juego aunque no tengan un efecto tan directo; la Personalidad por ejemplo, siguiendo a McClelland’s, identifica una necesidad de logro elevada como necesaria para la persona que emprende un negocio. Sumado a ello un locus de control interno (Rotter 1966) caracteriza a los emprendedores de éxito. Diversos estudios han encontrado altos grados de capacidad innovativa, agresividad competitiva y autonomía. El Capital Humano, el conocimiento y experiencias, no garantizan el “expertise” del emprendedor ya que no necesariamente derivan en la habilidades requeridas. Las metas, a su vez, es posible verlas desde dos aspectos; las metas relacionadas a empezar una empresa (ligadas a factores insatisfactorios que presionan tales como un mal empleo, desempleo) y las metas relacionadas a la existencia y mantención de ella (ligadas a factores que motivan en el tiempo, hacer lo que a uno le gusta y ser independiente).
Las estrategias pueden ser de tres tipos: de contenido (tipo de clientes, de empleados, productos, factores de producción, marketing, capital, competidores); de procesos estratégicos (formulación e implementación de las decisiones estratégicas; planeamiento, sentido de la oportunidad, reactividad); de orientación (hacia la innovación, proactividad, al riesgo, a la autonomía, a la competitividad agresiva).
Las estrategias pueden ser de tres tipos: de contenido (tipo de clientes, de empleados, productos, factores de producción, marketing, capital, competidores); de procesos estratégicos (formulación e implementación de las decisiones estratégicas; planeamiento, sentido de la oportunidad, reactividad); de orientación (hacia la innovación, proactividad, al riesgo, a la autonomía, a la competitividad agresiva).
El entorno en el que se lleva a cabo el emprendimiento puede ser caracterizado en base a su complejidad (homogéneo versus heterogéneo), dinamismo (variabilidad e impredictibilidad), generosidad (facilidad para obtener clientes, facilidad para obtener capital). Estudios han mostrado bajas correlaciones entre generosidad y desempeño, pero alta correlación entre complejidad, dinamismo y éxito del emprendimiento. Empresas fundadas en entornos desfavorables tienen un tasa de más “alta moral”