Saturday, January 31, 2009

El papel de tu vida, por Miguel Álgel León

Miguel Ángel León

          Mientras el glamour del ambiente "post Oscar" aún se respira en el ambiente, medito acerca de lo que moviliza tanta ilusión humana, tras dejar impresa en el celuloide esa secuencia de imágenes de si mismo por parte de sus directos protagonistas, los actores, así como por parte de cada uno de nosotros, sus admiradores, proyectándonos en cada uno de sus personajes.



Su éxito lo hacemos nuestro, sus penas y alegrías nos motivan, y sus historias idílicas nos conmueven. ¿Qué es lo que produce esa necesidad de percibirnos proyectados en la pantalla?. ¿Cuál es la razón que subyace a tal intenso deseo de representar un "papel".

Desde niños expresamos en todos nuestros juegos y aficiones el sueño de realizar algo que trascienda a nuestras limitaciones cotidianas. En cada estampa coleccionada se refleja de alguna forma ese modelo de rol que nos guía hacia la transformación de la rutina y la búsqueda de un mundo mejor. Nuestros héroes infantiles son mentores que nos inspiran tras la consecución de esos objetivos que aún hoy nos movilizan.
Todo esto sería perfecto si de alguna forma nos diéramos cuenta que por infantil que fuesen, todos esos juegos infantiles esconden un sentido mayor que podemos utilizar como herramienta guía para la definición de ese gran motor que supone nuestra Misión. Si adquiriésemos la dirección y motivación de saber que el sentido de nuestra vida se ha venido manifestando continuamente en esas precoces aficiones y que revisando y estructurando todas esa vivencias podemos adquirir ese "Sentido" del que hoy en gran medida adolecemos.

Descubrir nuestra Misión supone infundir una motivación, congruencia y dirección a nuestra vida tal que hace todo aquello que realizamos cotidianamente mucho mas útil, mas eficaz, mas poderoso.
Nuestros objetivos se multiplican y enriquecen, así como nuestra capacidad para realizarlos. Nuestro estado de ánimo se dulcifica sabiendo que todo lo que hacemos tiene un sentido y ejerce un efecto sistémico, podemos transformar el mundo.

Ser conscientes de que continuamente representamos diferentes papeles de los cuales nos olvidamos totalmente para sumergirnos una y otra vez en nuestro mundo, nos faculta para decidir y elegir aquellos que más facultan la consecución de nuestros objetivos. La forma en que representamos esos roles y la calidad de su desempeño, permiten al guión de nuestra vida expresarse con la elegancia y efectividad que nos llena de plenitud. La "autoestima" tan sonada no es más que la toma de conciencia de que nuestra representación en el gran plató del mundo, la podemos llevar a cabo con la maestría que proporciona el simple actuar congruentemente con nuestros valores.

Conocer o, mas bien. despertar al reconocimiento de aquello que más valoramos, observando su coherencia con aquellos papeles fundamentales de nuestra vida, nos proporciona una plena satisfacción producto de ese enriquecimiento de la imagen de nosotros mismos. Actuar cada vez más de acuerdo con lo que nos motiva realmente, ocasiona esa unidad interna que se proyecta en todo nuestro hacer diario, facilitando que realicemos nuestros sueños.

Ir paulatinamente mejorando la percepción de nuestra variada paleta de identidades determina, junto con la congruente expresión de lo que es importante para nosotros en dichos papeles, la calidad de nuestra vida.

Dándonos cuenta de que nuestros múltiples roles son a menudo contradictorios y haciendo hueco para lo que no nos agrada de nuestra representación, de aquello que no concuerda con el guión esperado, nos permite soltar, dejar ser y adquirir esa paz desde cuya base obrar de acuerdo con aquella gran actuación que nos espera.

Dando la importancia al, por pequeño que pudiera parecer, papel de nuestra vida, nos inunda con esa sensación de Ser radicada en la Fuente.

La autocompasión que emerge de la aceptación de nuestras identidades contradictorias, impregna de dulce energía nuestra actividad diaria otorgándonos el placer de vivir sin esfuerzo, fluyendo, haciendo sin hacer.

Representar el Gran Papel de nuestra vida puede que sea aquello que inconscientemente hayamos estado afanosamente buscando, esperando ser al final recompensados con uno de los mas deseados oscars, la trascendencia personal.


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