La gamificación (o gamification), es el uso de mecanismos de juegos en contextos ajenos a estos, con la intención de motivar a las personas a que realicen determinadas tareas. Estas técnicas, que nos han rodeado desde niños, están empezando a ser adoptadas masivamente por las empresas para motivar a los trabajadores y a los clientes a realizar determinadas acciones.
La gamificación es una tendencia que nos va a inundar en os próximos años en el mundo 1.0 y sobre todo en el mundo 2.0. Gartner predice que el 70 por ciento de las organizaciones Global 2000 tendrá por lo menos una aplicación de gamificación para el año 2014.
La gamificación se puede aplicar al trabajo cotidiano, a la enseñanza, al mundo 2.0…
Dada la amplitud del tema, nos centraremos en la gamificación en el mundo 2.0 y en cómo conseguir mediante estas técnicas que los usuarios o clientes, realicen, jugando,  tareas que nos beneficien.

La gamificación nos ha rodeado desde niños

Desde que nacemos, se nos ha motivado a adoptar ciertos comportamientos como parte de un juego. Los juegos educativos son un ejemplo evidente de ésto y con el paso de los años y la aparición de las nuevas tecnologías, vemos cómo hay miles de juegos de ordenador y ordenadores creados para niños, que enseñan a los niños a aprender idiomas, a leer, geografía, etc…
Los deportes son otro ejemplo, aunque no sea tan evidente, muchos deportes de la actualidad, como el baloncesto, están creados para motivar mediante juegos a que se realice ejercicio. Un niño no se pone a correr por afición, los niños corren para jugar al fútbol, para jugar al baloncesto, para jugar al escondite, para JUGAR…

Somos competitivos

Aunque lo neguemos, aunque digamos “yo no lo soy”, competimos continuamente, de una forma u otra. Somos competitivos, cada uno en un aspecto, pero lo somos.
Podemos competir por cosas distintas según seamos cada uno, por un juego,  por los amigos de Facebook, los seguidores en Twitter, por lo que sea. Posiblemente no compitas por deportes ni por el número de seguidores en las redes sociales, pero compitas en muchas cosas aunque no te des cuenta. Competimos hasta en lo que pesó nuestro hijo al nacer, o lo que midió, cuando empezó a andar o a hablar. Por quien compró algo más barato…
Competimos y nos importa la competición. ¿O crees que el futbol levantaría estas pasiones si no tuviera ganadores y perdedores, títulos, clasificaciones, vencedores y vencidos? NO.
Esta competitividad, con sus cosas negativas, es la base del espíritu de superación que ha hecho evolucionar a la especie humana. Queremos ganar, apostamos, queremos ser los mejores.