Tuesday, April 22, 2008

Galería de espectros: Doctor Strangelove

Rafael Argullol: En mi galería de espectros hoy he escuchado las risas del Doctor Strangelove.

Delfín Agudelo: Cuando pienso en Peter Sellers se me viene a la mente Zelig de Woody Allen.

R.A.: Es verdad. Peter Sellers fue un actor que tenía una capacidad única para mimetizar los personajes hasta el punto en que en un documental realizado con posterioridad a su muerte se comentaba que era un hombre que había dejado de tener posibilidad de orientar su propia vida. Estaba tan encarnado en sus personajes que había desencarnado su propio personaje. En ese sentido, entre las múltiples y geniales interpretaciones de Peter Sellers, quizás la más enigmática y espectral sería aquella que nos condujera a ver su propia interpretación en el mundo y vida cotidiana. Como actor, realizó media docena de interpretaciones de enorme talento, vinculadas siempre a la comedia de alto rango, desde La Pantera Rosa a su papel extremadamente turbador en Lolita de Kubrick. Pero no hay duda de que quizá la película en la que él interviene con más matices, en la que se vacía más en esa capacidad proteica por ir cubriéndose con la carne de sus personajes, es El doctor Strangelove, donde no solo representa varios papeles, sino que hace una auténtica polifonía de comedia negra en los distintos personajes que tiene que asumir.
Además, pienso que en ninguna otra película se ha llegado tan lejos respecto a lo que podríamos llamar “la risa del horror” de nuestro tiempo, que es la escenificación macabra de la posibilidad de la autodestrucción de la humanidad a través de la bomba atómica. Se plantea como si fuera una comedia negra, en la que van chocando los distintos personajes, y en las que Peter Sellers muchas veces se coloca en ambos lados. El Doctor Strangelove, por otro lado, sería una especie de criatura monstruosa final de esa gran saga de doctores espectrales que ha dado el cine a lo largo del siglo XX —como son el doctor Mabuse, el doctor Moreau, el doctor Cagliari, el doctor Phives— y que de alguna manera culminan en ese personaje que es el antiguo científico nazi que se reconoce en un lugar muy importante en la historia moderna, precisamente porque esta historia está conmovida por su propia capacidad de destrucción y de autodestrucción. Es quizá la interpretación más genial de un Peter Selleres que se olvida de sí mismo para convertirse en un autorretrato de nuestros propios miedos y de nuestras propias incertidumbres.